¡¡Hola, literatómanos!!
Tras desaparecer durante más de un mes, vuelvo por aquí para traeros una reseña de un libro del que tenía muchísimas ganas de hablaros. Mi lectura durante las pasadas (¡¡qué lejos quedan ya!!) vacaciones de Navidad. Es un libro totalmente distinto a lo que leo habitualmente, y tenía muchísimas ganas de hablaros de él.
Título: El ángel más tonto del mundo
Autor: Christopher Moore.
Editorial: La Factoría de Ideas.
Idioma original: inglés.
Traductor: Omar El-Kashef.
Fecha: 2006.
Falta una semana para Navidad, pero no todo el mundo es feliz en el pueblecito de Pine Cove (California). El pequeño Joshua Barker necesita con urgencia un milagro navideño. y no es que esté moribundo, ni que su perro se haya escapado de casa: es que Josh ha visto cómo a Santa Claus le abrían la cabeza con una pala. Ahora solo anhela una cosa: que el viejo barbudo regrese de entre los muertos. Lo que no puede imaginar es que alguien esté escuchando sus plegarias... Aunque no destaque por ser, precisamente, el más listo de los ángeles.
Normalmente, no suelo leer lecturas especiales ni "diferentes" por Navidad. Pero la verdad es que este libro llevaba poniéndome ojitos en la estantería desde que lo compré en un ramalazo en la feria del libro del año pasado, atraída por la sinopsis, y sin saber nada de él. Así que decidí darle una oportunidad.
Papá Noel tenía una pistola
"El ángel más tonto del mundo" es una historia totalmente surrealista. Esa es la impresión más sincera que os puedo dar sobre él. Christopher Moore crea una trama totalmente inverosímil, en la que se suceden acontecimientos a cada cual más extravagante, narrados con un tono que los hace parecer todavía más absurdos... y destronchantes. Empecé con una sonrisilla y acabé haciendo verdaderos esfuerzos para contener las carcajadas.
Para más inri, os presento a Max, el "alcalde" de uno de los pueblos que forman parte del mismo distrito que Pine Cove. Sí, es un perrete. Noticia aquí. |
La historia sucede, como bien dice la sinopsis, en Pine Cove, un pueblecito en el Sur de California que existe de verdad, en Navidad. Pero, a diferencia de las lecturas habituales de Navidad, aquí no hay nieve, ni pistas de patinaje sobre hielo, ni abriguitos cuquis, sino calorazo y huracanes por su ubicación geográfica. No obstante, eso no le impide tener una entrañable Navidad, con un decorado precioso que atrae a multitud de turistas. Este es el marco en el que van a encadenarse una serie de acontecimientos de los que fácilmente podría hacerse un drama. Sin embargo, Christopher Moore ha decidido deleitarnos con una comedia.
Todo comienza con una discusión absurda en la puerta de un supermercado entre una mujer disfrazada de Papá Noel y su ex-marido. La razón es tan simple como que este no quería colaborar en la colecta solidaria navideña. A partir de aquí, van surgiendo una serie de problemas, que son como las cabezas de Hidra: cuando uno se soluciona, aparecen tres, y cada cual es más grave. Todos estos hechos encadenados van agravándose: asesinatos por error, apocalipsis, niños traumatizados, intervenciones de la policía, problemas de pareja... Todo junto, y, para hacerlo más satírico todavía, el autor pone todos estos problemas al mismo nivel de importancia.
La situación sería tan digna de un sitcom como de una telenovela del mediodía, si no fuese por la aparición de un elemento fantástico: el grandísimo idiota del ángel Raziel, que tiene la necesidad de obrar un milagro navideño, por unas razones nada espirituales. Debe hacer realidad el deseo de algún niño, pero, debido a su permanente atontamiento, no está nada claro que esto vaya a salir bien.
No le gustaba lo abstracto de la misión del milagro navideño (...). Ojalá hubiera podido cambiar aquello por la destrucción de una ciudad. Aquello era mucho más sencillo.
Además, los personajes tienen también un alto grado de extravagancia, y cada cual es más peculiar. Mi favorita es Molly, la mujer del alguacil del pueblo, una actriz retirada con algún tipo de psicosis, pero que no deja de ser icónica a la máxima potencia, pero hay muchos más. Todos ellos tienen una característica en común: podrían ser considerados fracasados en más de un ámbito de la vida. Tienen una personalidad muy marcada, pero eso no evita muy frecuentes actuaciones impredecibles que dan más chispa todavía a la historia.
—Ni siquiera te preguntó por qué tenías un murciélago de la fruta gigante colgando de tu porches (...) —¿Y por qué tengo un murciélago de la fruta colgando de mi porche?
Algo muy llamativo de la historia es el recurso del autor de narrar situaciones muy dramáticas, que en una novela de otro estilo aparecerían como una escenaza de gran carga emocional, con una naturalidad y una gracia impresionantes. Y la verdad es que son divertidísimas de leer, es que dan ganas de taparte la boca con una mano y darle codazos a la persona de al lado diciendo "¡qué fuerte, tía, qué fuerte!". Y aquí pasamos a la parte problemática de la novela.
Y es que en este libro se hace humor con todos y cada uno de los detalles que aparecen. Humor con espadas, humor con muertos y asesinatos, humor con disfraces, y con cuestiones de salud mental. Todo por igual. Sinceramente, yo me he dado cuenta, pero tampoco me ha supuesto un gran problema. Aunque, para algunas personas, la forma tan satírica de abordar asuntos tan serios puede resultar un tremendo trigger del que me veo en la obligación de avisar. Tampoco tengo claro si está bien tratar así estos asuntos, por miedo a su banalización, aunque creo que, como sociedad, deberíamos estar preparados para diferenciar entre la ficción cómica y la vida real.
Respecto al final, tengo que decir que utiliza cierto recurso literario que nunca había visto tan claramente, y que me ha teletransportado ipso-facto a la profesora de Lengua y Literatura de 4º de la ESO explicándolo. Te deja con una sonrisa en la boca, los ojos muy abiertos, y un pensamiento principal en la cabeza: "¿qué es, exactamente, la locura que acabo de leer?".
En resumen, se trata de un libro satírico, basado en encadenar, de una forma humorística, situaciones que podrían resultar completamente dramáticas. De fondo, una crítica a la artificialidad que tiene, en ocasiones, el espíritu navideño, y un guiño a la situación de las personas que se ven ante la obligación de vivir la Navidad de una forma considerada atípica a los ojos de la sociedad. A mí, personalmente, me ha entretenido muchísimo leer este libro, pese a ser consciente de sus partes más problemáticas, y sí recomendaría darle una oportunidad.
Perdón navideño. Limítate a decir "siento no haberte llamado. Feliz Navidad" y enseña el regalo. El protocolo del perdón navideño dicta, a su vez, que tu amigo te responda "no pasa nada" y te deje pasar sin más comentarios. Así se ha hecho siempre.
Y hasta aquí la reseña. Como siempre, os invito a comentar si soléis leer literatura satírica, vuestra opinión sobre el género y sobre que se traten ciertos temas con humor. ¿Recordáis aún vuestras lecturas navideñas? Aprovecho para añadir que estoy pensando en empezar a subir, de vez en cuando, algún contenido relacionado con los Sims, así como un relato más o menos largo que estoy escribiendo, por partes, y que hace referencia a las leyendas urbanas, a un juego antiguo de NDS y, por supueto, al mundo de los creepypasta. ¿Qué os parece?
¡¡Hasta pronto, literatómanos!!